7 de enero de 2015

San Fermines del 78

Las fiestas de San Fermín o Sanfermines (en Euskera Sanferminak) son una celebración en honor a San Fermín que tiene lugar anualmente en la ciudad de Pamplona-Iruña, capital de la Comunidad Foral de Navarra. Los festejos comienzan con el lanzamiento del chupinazo (cohete) desde el balcón del ayuntamiento a las 12 del mediodía del 6 de julio y terminan a  el 14 de julio con el Pobre de mí.



Los sanfermines tienen un origen que se remonta varios siglos, aunque su fama mundial es un fenómeno reciente, vinculada también a la difusión que les dio Hemingway; se trata de unas fiestas singulares y, sin duda, el acontecimiento por el que más se conoce a Pamplona en el mundo.


Aunque no siempre fue así, en los sanfermines de 1978 ocurrieron varios graves disturbios, que posteriormente se extendieron por Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y el resto de Navarra.
Entre la muerte de Franco y la transición española, hubo unos años muy convulsos en toda España incluso en Navarra, que hubo huelgas (La huelga de Potasas), enfrentamientos, revueltas...

Y así pasó el 8 de julio de 1978, día en el que se iniciaron tras la irrupción de la Policía Armada en la plaza de toros de Pamplona, donde había 20.000 personas. 
La intervención había sido precedida porque en la bajada tradicional de las peñas al ruedo, al finalizar la corrida, un grupo de personas portaba una pancarta a favor de la amnistía de los presos de ETA, produciéndose protestas desde otro sector, llevando a enfrentamientos verbales y alguno físico.


Entraron entonces unos cuarenta agentes de la policía, conocidos entonces como "grises" por su indumentaria, con material antidisturbios.
Se utilizó indiscriminadamente abundante material antidisturbios, con disparos de pelotas de goma y botes de gases lacrimógenos contra los jóvenes que estaban en la arena así como contra los que estaban en las gradas. Parte del público salió por el patio de caballos y otros se refugiaron en los pasillos del interior, mientras que otro sector tiraba objetos a los miembros policiales. Estos respondieron con fuego real que produjo siete heridos de bala, del total de 55 heridos que fueron atendidos en la enfermería de la plaza.







Unos quince minutos después de iniciarse los incidentes, hacia las 21.00 horas, otro grupo de unos 40 agentes entró por el patio de caballos que, utilizando también sus armas de fuego, llegó al interior de la plaza. Mientras tanto, un grupo de personas escapaba de la plaza oculto en un camión frigorífico, que se utiliza para trasladar la carne de los toros.

Los altercados se extendieron rápidamente por toda la ciudad, convirtiéndose en un auténtico campo de batalla urbano y llegando las barricadas a las cercanías del Gobierno Civil. 




La policía siguió utilizando sus armas de fuego en forma de ráfagas de metralleta y en la calle Roncesvalles, hacia las 22:15, resultó muerto Germán Rodríguez (militante LKI, Liga Komunista Internacional) de un tiro en la cabeza, concretamente en la frente. Tres jóvenes que vieron cómo caía lo trasladaron al hospital junto a otro herido de bala, aunque allí no pudieron hacer nada por salvar su vida.




Las imágenes que TVE grabó en la plaza de toros fueron emitidas en una sola ocasión el 9 de julio, desapareciendo posteriormente de los archivos. Estas imágenes han sido recuperadas de una televisión francófona por los autores del documental Sanfermines 78, Juan Gautier y José Ángel Jiménez, en 2005.

Posteriormente se contabilizaron más de 150 heridos, de ellos once con heridas de bala. Según Villa, ministro del Interior en aquel momento, solo en seis horas y en la zona del centro de Pamplona se hicieron 7.000 disparos de material antidisturbios y 130 disparos de bala.
El grado de violencia empleado quedó reflejado en las órdenes que se daban desde la central a los policías por radio, y que fueron grabadas:



Las protestas se extendieron por todo el País Vasco y Navarra los días siguientes, muriendo por disparos de la policía en San Sebastian el joven Barandiaran, el 11 de julio.
Las autoridades españolas siempre han sostenido que fue un error,  y los mandos policiales (comandante Ávila y comisario Miguel Rubio) fueron trasladados. 

Los hechos fueron finalmente archivados sin juicio.

Irati Jiménez Ollobarren, con la ayuda de su padre Alfonso Jiménez, que subió a fiestas y se encontró con ese panorama.



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